miércoles, 16 de mayo de 2007

Lápida y mortal.

Antes de que algún internauta despistado siga leyendo, no. No es un post sobre la versión honkonguesa de la peli del otrora gran maestro Raimi. Se trata de otra cosa. Se trata de la muerte, y de ese último folio en blanco del que disponemos antes de ser pasto de los gusanos, con sus dientes, sus bazookas, sus clusters bombs, y sus drills: La lápida. De aquí a miles de minutos, o años, puestos a exagerar, cuando ya nada quede de este inmenso pastel de mierda que hemos cocinado entre todos… ¿Por qué se nos recordará? ¿Y quién habrá para recordar algo? Post-humanos de tres brazos y cuatro hombros, robots de cocina dirigidos por algún Skynet especialmente golosón, extraterrestres bipolares que rezumen paté de col mientras follan… Sean quienes sean los puttos amos, recurrirán a esos bonitos mármoles medio enterrados para conocer de nosotros y nuestro glorioso carácter con precisión. Así como nosotros tenemos un minucioso conocimiento de los Picapiedra gracias a las cuevas de Altamira (emoticonos de Altamira, para la generación ESO), ellos se basarán en nuestro agónico y lapidario ingenio para interpretar este fantástico siglo que nos ha tocado vivir.
Así que… ¿Ya lo han pensado? Venga, no es para tanto. Hay que estar preparado para la eternidad amigos. Yo buscaré algo diverguay, como el célebre poeta Enrique Jardiel Poncela: “Si queréis los mejores elogios, moríos Hablando de ingeniosos, en la tumba de Groucho Marx no dice “Perdonen que no me levante”, como vengo oyendo desde que me petaba los granos con alicates, no dice NADA. O sea que al próximo que os venga con la anecdotita, lo mandáis al infierno sin reparos.
Con algo menos de cachondeo, y quizá por ello más graciosa, es la lápida de Francis Scott Fitgerald, el autor de El Gran Gatsby (un tostón de cuidado), que refleja no tanto confusión como nostalgia por lo vivido y lo bebido, una nostalgia que aquí en Agáchate y fuma entendemos plenamente: “Estuve borracho muchos años, después me morí Piensen ustedes que la lápida es el único lugar en el que la RAE aceptaría “morí” en un texto oficial…


Todo lo que sea acordarse de los muertos
de alguien,
tiene cabida en este blog...

El erudito italiano Giacomo Leopardi decidió darle otro significado a las póstumas siglas DEP. y ordenó que se gravase “Dejadme En Paz” en la piedra de su sepulcro, y es que de resentidos está el inframundo lleno. Miren si no al cabronaco de Frank Sinatra, se pega una vidorra que ni el Rajá de Waphurtala (o como se diga), y el tolai tiene las pelotas de inscribir en su epitafio “Lo mejor todavía está por venir”. Ya. A eso lo llamo yo ser optimista. O si no el primo aquel… Sí, aquel que estuvo años y paños en un campo de concentración nazi documentándose para escribir best-sellers a toro pasado… ¡Ah! Ya caigo, Primo Levi. Su lápida reza “174517” . Y, Dan Brown, por si estas leyendo esto, sólo era su número de recluso. Olvídate de códigos ontogenéticos creados por oscuras sectas transnarcisistas con sede en Cáceres.
Lo que no haré, desde luego, es intentar la solemnidad. El amante de Goethe, tras comprar “Construirse lápidas bujarras es fácil, si sabes cómo”, decidió dejar para la posteridad la siguiente mariperla “El Sol de la poesía me lanzó un rayo tan ardoroso, que me hizo inmortal” Imagino que se trata de una lápida rosa, con bordados de flores y animalitos... Bueno Friederik, si te sirve de consuelo, vuestras tendencias porcularizantes sí van camino de hacerse inmortales, o por lo menos de pasar a los anales…
Espero haberles dado qué pensar en esos ratos en los que lo último que te apetece es pensar, consiguiendo así que piensen en el rato último que, se espera, se les va a dar. Y ya digo que no sé si me explico. Pero para despedirme, y por si acaso alguien espera llegar a alguna conclusión, o realizar algún acto de fe de algún tipo que no sea comentarme, les dejo con la lápida del Gran Maestro de Senseis, Medalla Agáchate y Fuma de Oro Láser en el apartado de sentencias sentenciosas para almas sentenciadas. Bukowski:

“No lo intentéis”


Injustificable limo palabrístico que le ha valido a su autor, Peter Smegman, la expulsión inmediata de los Jóvenes Castores.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Tranquilo, que en tu lápida pondremos un ¡Chiaraaaaaa! bien grande y gordo, y con letras de Neón. Como Javi vea que has escrito Bukowski con CK te manda directo al sepulcro...

Anónimo dijo...

Los que no tenemos dinero ni para pagarnos una fosa común lo vamos a tener más delicado.
Creo que, poco a poco, las pintorescas lápidas se están viendo relegadas al cementerio judío de Praga o a los dibujos animados de miedo.
En todo caso, pensaré en alguna ocurrente frasecita que grabar en la puertecita de mi desangelado futuro nicho.

Anónimo dijo...

Gizzz, que tampoco es el hombre del saco... Espero que cumpla lo que me ha prometido! Grande y brillante!
Berrakus, es cierto, quizá haya algo de espacio para un lacónico post-it (espero que no deje pasar de largo el sublime juego de palabras... post.. it...)

Anónimo dijo...

Yo creo que pondré, debido a nuestro alcohólico pasado: "Girar cada seis meses"

Anónimo dijo...

¿pasado dices? no sé tú en las américas pero lo que es aquí nos ponemos tibios a la mínima. Presente y futuro diría yo querido Eddie.

Anónimo dijo...

Buena puntualización, querido Berrakus... me refería al momento de morirme, porque en este momento, entre pingas anda el juego... no puedo desentrenarme!

Tester Mari dijo...

Yo sé de alguien que me dijo un día cuál quería que fuera su epitafio. A ver si adivináis quién es...
"GAME OVER?"
Fácil, ¿no?

Hombre Lobo dijo...

Alguien debería resolverme la duda de si es cierta o no aquella leyenda acerca de la lápida de H.G. Wells: "Os lo advertí, insensatos".

Si es que lo ponen muy dificil a la hora de diseñar nuestro particular aporte al tocacojonismo post-mortem.

Saludos.

Carlos OC dijo...

Primo Levi se suicido debido a su extensa documentacion. :S

Esta anecdota lapidaria acrecenta su desgracia.